viernes, 3 de abril de 2009

Y deseo no volver jamás


Mi queridísimo espacio de publicacion
ipso facta, cuánto tiempo sin dirigirme a ti. Aún estoy liada con la terminación de ese cuadro onírico sobre la carretera sin fin. La primavera ha llegado y nos ha sorprendido a todos porque hace un calor que no veas. En Holanda tengo mi ropa de invierno, así que, se está convirtiendo en un suplicio pedalear con botas y calcetines. Nunca pensé que diría esto.

Ayer hablábamos de Frida Kahlo. Oye, cuánto sufrió esta mujer. Tuvo una vida llena de operaciones y dolores físicos y metafísicos. Eso, la llevó a pintar el surrealismo de su vida real. Hoy, ¿quién no la conoce?

Me pregunto si hay que sufrir mucho para ser recordada por los siglos de los siglos. Mira a Jesucristo, si no. Los cuadros de Frida están llenos de color, y cualquiera que no estudie un poquito su obra, pensaría que es una mujer positiva, que sólo mira el lado amable de la existencia. Sin embargo, si te detienes, y observas los rojos corazones, las blancas calaveras, los sangrantes cortes en el cuerpo de la artista autorretratada, entonces te das cuenta de lo mucho que sufrió.

De pequeña, enfermó de poliomielitis, con lo cual quedó cojita. Y estéril. De mayor, sufrió los abortos de los niños que hubiese podido tener con el amor de su vida, su infiel marido Diego Rivera.

Así que no sólo sufría físicamente, si no que tuvo que aguantar a su esposo liándose incluso con la hermana de ella. Aún así, se casó dos veces con él. Como diciendo,
te odio, pero me caso contigo... otra vez. ¡Qué mujer tan fuerte y que alma tan atormentada!

Frida se sometió a más de treinta operaciones quirúrgicas, tras aquél terrible accidente que tuvo el autobús en el que viajaba con un tranvía que se atravesó. Treinta operaciones y decenas de corsés, para intentar enderezar su columna hecha un sendero sinuoso más que un camino recto.

Hay una película de Salma Hayek, sobre la vida de la pintora. Bueno, pues la recomiendo. Está hecha con creatividad, respetando la obra de la artista. El film es colorista y alegre, pero la vida de Frida, es... una pena.

Antes de morir, tras mucho tiempo acostada en su cama, pintando para evadirse de su desgracia, Frida dijo:
Espero alegre la salida, y espero no volver jamás

¡Qué frase! Me pone los pelos de punta. Si hubiese alguna posibilidad de poder volver a la vida, Frida la rechazaría. Había sufrido tanto, que no quería volver a vivir ni por asomo. Quería, de hecho, salir cuanto antes, y no regresar.

Saquen la película del videoclub o cómprenla, porque es una reflexión sobre la vida misma.

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