El caso es que ni la sonrisa picarona de Carmen Molina Cantabella
ni la suavidad de José Cantabella anuncian el terremoto de su libro Revolución.
En el Hemiciclo de la Universidad de Murcia han presentado
la obra los dos revolucionarios. Ella con sus vallas publicitarias de mensajes
arrolladores, él con su bella y potente poesía.
Había visto esas vallas con los mensajes de Carmen, más
conocida como Cantabella a secas. Subía al monte para hacer senderismo y sin
buscarlo, su mensaje me zarandeaba.
“Ciudadanos nacidos como caballos salvajes”, ha dicho en la
presentación, y, evidentemente, amaestrados, dominados, atemorizados por las
bandas que los gobiernan, a quienes ellos mismos votan en un acto de zombificación sin precedentes.
Un policía antidisturbios golpea a una fila de pingüinos, y
Cantabella solo elige una palabra que acompaña a la valla: Reformas.
Lo peor es que son pingüinos golpeados por pingüinos
disfrazados de policías, para que las élites políticas y económicas sigan
gozando de total impunidad y las masas se mantengan a raya.
En el Hemiciclo de la Universidad de Murcia no éramos
muchos, pero sí muy conscientes de la Revolución.
Yo me rebelo. ¿Y tú?